Cuando Augusto montó su campamento en Segisamo lo hizo acompañado por el legado (legatus Augusti propraetore) de la Tarraconense en el 26 a.C. y el 25 a.C. Cayo Antistio Veto (Gaius Antistius Vetus). Su misión era conquistar y doblegar a los cántabros. En territorio astur, se hallaba el legado imperial y propretor de la Lusitania (Hispania Ulterior) del 27 al 20 a.C., Publio Silio Carisio.

Bajo el mando de Antistio pudieron converger cuatro legiones, más los auxiliares: la I Augusta, la II Augusta, la IX Hispana, la IIII Macedónica e incluso la XX Valeria Victrix. Un imponente  ejército de no menos 24.000 soldados curtidos en batallas legendarias de la Guerra Civil contra Pompeyo o Marco Antonio, o bajo el mando de Julio César contra los Galos, Belgas, otros.

La elección de Antistio posiblemente se fundamentaba en su experiencia en la guerra de montaña contra los Salasos (sometidos definitivamente en el año 25 a.C.), en el Valle de Aosta,