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La primera cita documental del valle, entonces conocido como Val de Olna, es de finales del siglo X. Constituido en el año 1431 como el Condado de Buelna, el transcurrir de la historia ha ido dejando huella en forma de iglesias y santuarios, casas, casonas solariegas y palacios que, levantados entre los siglos XVII y XVIII hasta la actualidad, han ido conformando la fisonomía del municipio de los Corrales de Buelna a lo largo de sus rincones y calles.


El siglo XIX supuso una época de cambios para la vida en la comarca: la construcción en 1860 del ferrocarril Santander-Corrales-Alar del Rey resultó un hito importante que facilitó mucho la comunicación con el puerto de Santander.


También fue clave la figura de José María Quijano, fundador en 1873 de un pequeño taller de fabricación de puntas que llegó a ser Trefilerías Quijano, una de las industrias motores de la economía regional.

De los Corrales de Buelna destaca a su vez un gran patrimonio natural, ya que su privilegiada situación en la franja intermedia de los valles cantábricos, ubicado junto al río Besaya, ha dado lugar a que se constituyan dos zonas paisajísticas  bien distintas en el municipio: la vega del río, formada por aluviones y terrazas del Besaya, y la montaña, con numerosos montes circundantes. La ubicación de los Corrales entre Cantabria y la meseta ha supuesto un corredor de vías de comunicación desde la época de los romanos. La calzada Monte Fresneda es un ejemplo, así como el Camino Real, una mágnifica obra del siglo XVIII, que unía Santander con Reinosa.

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