La diosa Minerva aparece en los actos de escenario levantando el ánimo al emperador antes de retirarse enfermo a Tarraco y ceder las tropas a Antistio. Minerva fue en sus orígenes la diosa de la guerra pero, a diferencia de Marte que encarna la guerra brutal, es la guerra entendida como fuente de orden y ley que garantiza un estado próspero y fuerte. Es por ello que encarna también los valores de la prudencia y la sabiduría, aconsejando sobre las estrategias y técnicas bélicas para conseguir la victoria. Es la protectora de Roma, de las artes, y de las artes del hilado y el tejido. Se corresponde con la diosa Atenea griega.
Como diosa de la guerra sus atributos son una coraza de piel de cabra sobre los hombros (la égida). Lleva la coraza en su borde unas serpientes y la cabeza de Medusa en su centro, regalo de Perseo por ayudarle a matarla y que infunde terror a sus enemigos. Se la suele representar con una lanza, un escudo decorado con la cabeza de la Medusa, un casco corintio, una túnica larga tipo “peplos” y una figura de la victoria en su mano. A veces, también se la presenta con una lechuza y un olivo.